Revista Cuatrimestral “Conecta Libertad” Recibido (Received): 2023/11/21
Vol. 7, Núm. 3, pp. 44-53 Aceptado (Acepted): 202/12/12
ISSN 2661-6904
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y elimina productos de desecho, como el exceso de sales y toxinas. Este proceso se lleva a
cabo a través de las glándulas sudoríparas distribuidas por toda la piel. El sudor está
compuesto principalmente de agua, pero también contiene electrolitos, como sodio, potasio,
calcio y magnesio, así como urea y otros compuestos orgánicos. La producción de sudor es
controlada por el sistema nervioso autónomo, específicamente por el sistema nervioso
simpático, que se activa en respuesta al calor, el ejercicio físico, el estrés emocional o la
fiebre. Cuando se detecta un aumento en la temperatura corporal o una necesidad de eliminar
desechos, las glándulas sudoríparas se estimulan para liberar sudor en la superficie de la piel.
El proceso de sudoración tiene varios propósitos importantes. En primer lugar, ayuda a
regular la temperatura corporal. Cuando el sudor se evapora de la piel, absorbe calor del
cuerpo, lo que enfría la superficie de la piel y, por lo tanto, reduce la temperatura corporal.
Esto es esencial para evitar el sobrecalentamiento y el golpe de calor en situaciones de alta
temperatura ambiental o durante el ejercicio intenso. En segundo lugar, la sudoración es una
vía de eliminación de desechos. A través del sudor, el cuerpo excreta productos de desecho,
como el exceso de sales y urea, lo que contribuye a mantener un equilibrio adecuado de
electrolitos en el organismo.
A principios del siglo XIX, el médico alemán Justinus Kerner describió por primera vez
los síntomas del envenenamiento por comida contaminada con la bacteria Clostridium
botulinum. Sin embargo, no fue hasta la década de 1960 que el científico Alan B. Scott
comenzó a investigar sus aplicaciones médicas potenciales. Scott y su equipo demostraron
que la toxina podía utilizarse para tratar estrabismo, una afección ocular, marcando así el
comienzo de su uso médico (Ledermann, 2003).
Entre las aplicaciones médicas se puede señalar: el tratamiento del estrabismo y el
espasmo hemifacial, las migrañas crónicas, y la hiperhidrosis o sudoración excesiva, entre
otras. Las aplicaciones en el ámbito estético se encuentran: la reducción de arrugas, el lifting
facial no quirúrgico y la corrección de asimetrías faciales.
En pocas palabras, la toxina botulínica tipo A, en sus diversas aplicaciones médicas y
estéticas, ha transformado la forma en que enfrentamos una variedad de afecciones
neuromusculares y el envejecimiento facial. A través de su uso controlado y preciso, se ha
convertido en una herramienta valiosa para mejorar la calidad de vida de las personas y
aumentar su confianza en su apariencia. Sin embargo, es esencial que su administración esté
en manos de profesionales médicos altamente capacitados para garantizar resultados seguros
y efectivos. El futuro de la toxina botulínica tipo A promete continuar brindando avances
tanto en la medicina como en la estética.
Estudios previos
La hiperhidrosis palmar, también conocida como sudoración excesiva de las palmas, ha
sido objeto de numerosos estudios e investigaciones científicas a lo largo de los años. Un
área de investigación particularmente notable es el uso de la toxina botulínica tipo A como
tratamiento para esta afección. Estudios anteriores han explorado la eficacia de las
inyecciones de toxina botulínica tipo A para reducir los síntomas de la hiperhidrosis palmar.
Tal como lo mencionan diferentes autores Quintana-Sancho, Conde Calvo (2017)
Gavarrete, Cárdenas-Camarena y Guerrero (2011), Cañón,Vasquez, Puentes, Vera, y
Rodriguez (2023) y Rivera, Vargas y Brenes (2022), estos investigadores han descubierto
que inyectar toxina botulínica tipo A directamente en las palmas puede reducir